(Literatura digital)
La frase "¿Por
qué un avión que aterriza no es noticia?" es una metáfora que, si bien
proviene del periodismo, puede analizarse profundamente desde una perspectiva biológica
y psicológica humana. Se explica detalladamente cómo se puede entender esta
pregunta desde el funcionamiento de nuestro cerebro, nuestros mecanismos
evolutivos, nuestras emociones y nuestra percepción de la realidad.
🧠 1. La atención humana está orientada
al cambio, no a la rutina
Desde el punto
de vista biológico, el cerebro humano ha evolucionado para detectar
cambios en el entorno. Esta capacidad es fundamental para la supervivencia:
si todo sigue igual, no hay peligro; si algo cambia, podría haber una amenaza o
una oportunidad.
Ejemplo
biológico:
- Un
antílope en la sabana ignora el pasto que se mueve por el viento, pero
reacciona instantáneamente si ve un movimiento rápido y silencioso: puede
ser un león.
- Nosotros,
en la ciudad, ignoramos el sonido constante de los autos, pero nos
sobresaltamos si escuchamos un grito.
El cerebro
filtra lo predecible y rutinario. Por eso, lo que funciona bien (como un avión que
aterriza sin problemas) no activa nuestras alarmas cognitivas. No nos llama la atención.
🧬 2. El sesgo de negatividad y el valor
adaptativo de las malas noticias
El cerebro
humano muestra un fenómeno llamado "sesgo de negatividad".
Este sesgo nos lleva a prestar más atención a lo negativo que a lo positivo
o neutral.
¿Por qué?
Porque evolutivamente,
detectar peligros tuvo mayor valor de supervivencia que notar cosas agradables.
Ignorar una amenaza podía costar la vida. En cambio, no notar una flor o una
sonrisa no tenía consecuencias graves.
En el caso del avión:
- Un
aterrizaje normal confirma nuestras expectativas. Es lo que debía
pasar.
- Un
accidente aéreo, en cambio, rompe esas expectativas y representa un
peligro real o simbólico. Nos
altera, nos interesa, queremos entenderlo, prevenirlo, compartirlo.
🧍♂️3. La búsqueda de lo excepcional como
parte del aprendizaje humano
Desde una
perspectiva psicológica, los humanos estamos motivados por lo
novedoso. Lo que rompe la norma nos llama más la atención, y eso
tiene un valor educativo.
Procesamiento
cognitivo:
- El cerebro
premia el aprendizaje de eventos inesperados con liberación de
dopamina.
- Lo raro se
recuerda mejor que lo repetido.
- Las
noticias que cuentan lo inesperado (como un accidente aéreo) activan
áreas del cerebro relacionadas con la memoria y la emoción (amígdala,
hipocampo).
🧘♂️4. La normalidad no provoca emoción: la
emoción guía el interés
Las emociones
son claves para nuestra toma de decisiones. Un avión aterrizando bien no
provoca emoción significativa. En cambio,
un accidente genera:
- Miedo
(¿podría pasarme?),
- Tristeza (empatía
con las víctimas),
- Ira
(¿quién es responsable?),
- Asombro
(¿cómo ocurrió?).
Los medios
saben que las emociones venden, y por eso lo que emociona se convierte en noticia.
El aterrizaje exitoso no activa
estas emociones.
🧠 5. El cerebro humano construye su
realidad sobre la base de contrastes
El ser humano
comprende el mundo por comparaciones. No se fija tanto en lo absoluto,
sino en lo relativo: algo es “rápido” comparado con otra cosa, algo es
“raro” en contraste con lo común.
Por eso, la
anomalía llama la atención. El aterrizaje perfecto no contrasta con nada.
Es parte del fondo. El accidente contrasta y se convierte en figura.
📡 6. En la era de la sobreinformación,
lo normal desaparece
En nuestro
contexto moderno, con redes sociales y medios informativos las 24 horas, hay
una competencia feroz por captar la atención. Y eso se logra rompiendo
la normalidad, destacando lo que sobresale, incluso si es trágico.
Esto agrava aún
más la percepción: si todos los aviones aterrizan bien, pero uno cae, ese
uno será repetido mil veces.
✍️ Conclusión: una síntesis desde lo
humano
"Un avión
que aterriza no es noticia" porque nuestro cerebro ha evolucionado para
ignorar lo que funciona y concentrarse en lo que falla. Esa es su manera de protegernos,
aprender y sobrevivir. La atención humana se orienta hacia lo raro, lo
negativo, lo inesperado. Por eso, lo normal se silencia, y lo trágico se
amplifica.
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