sábado, octubre 11, 2025

REAPRENDER O SER IRRELEVANTE: LAS 4 IDEAS DEL FUTURO

 


(Literatura digital)

Análisis sobre la urgente redefinición de la educación ante un mundo de cambio acelerado, basándose en el diálogo entre el historiador Yuval Noah Harari y el economista Marcelo Elizondo. Se sostiene que el analfabetismo moderno no es la falta de lectura, sino la incapacidad de desaprender y reaprender constantemente. Además, los autores identifican la irrelevancia —ser inútil para el sistema global de datos— como el mayor peligro existencial, superando incluso a la pobreza. Finalmente, el propósito de la educación debe evolucionar desde formar trabajadores hacia la creación de narradores, personas capaces de construir significado y una historia común, demostrando que este desafío es fundamentalmente narrativo y no meramente presupuestario.

Rediseña tu Futuro: 4 Ideas Impactantes que Están Cambiando el Mundo (y Nadie te Explicó Así)

1. Introducción: El Vértigo de un Mundo que Cambia Demasiado Rápido

Vivimos con una sensación de vértigo colectivo: el mundo cambia más rápido de lo que podemos aprender y las certezas de ayer se han desvanecido por completo. En medio de este escenario, surge la pregunta más importante de nuestra era: ¿qué necesitamos aprender para no quedarnos atrás? Este artículo no busca predecir el futuro, sino darte una brújula para construirlo, destilando cuatro ideas cruciales de pensadores como Yuval Noah Harari y Marcelo Elizondo que te ayudarán a navegar este nuevo mundo.

2. Las 4 Ideas que Decidirán tu Futuro

2.1. El analfabeto del siglo XXI no es quien crees

La primera regla del nuevo mundo es que las viejas definiciones ya no sirven. El concepto de analfabetismo ha mutado y ya no se trata de no saber leer o escribir. Hoy, el verdadero analfabetismo es la incapacidad para desaprender lo que ya no sirve y, sobre todo, para reaprender constantemente.

Esta habilidad trasciende el mercado laboral. No se trata de una simple ventaja competitiva, sino de lo que Harari describe como una “mutación de la especie”: el ser humano ya no compite por fuerza, sino por su capacidad de reinventarse. En un entorno donde la única constante es el cambio, es un imperativo evolutivo. Quien no lo logra no solo se queda atrás, sino que se enfrenta a un peligro mucho más profundo: la irrelevancia.

El analfabeto del siglo XXI no será quien no sepa leer, sino quien no sepa reaprender.

2.2. El nuevo gran miedo no es la pobreza, es la irrelevancia

Durante siglos, la gran lucha de la humanidad fue contra la explotación. Pero como advierte Harari, el mayor peligro del futuro ya no es la pobreza, sino una condición existencialmente más aterradora: la irrelevancia. Una cosa es ser pobre pero necesario para el sistema —como un obrero en una fábrica— y otra muy distinta es volverse irrelevante.

Ser irrelevante es volverse inútil para el sistema, no tener un rol que desempeñar en la nueva economía de datos y algoritmos. Significa, literalmente, "desaparecer de la historia". Por eso, el objetivo ya no es conseguir un trabajo, sino nunca dejar de ser útil. Ante esto, el economista Marcelo Elizondo propone medir el progreso no en PBI, sino en "participación significativa": la capacidad de las personas para tener voz, ideas y proyectos propios.

La gran amenaza no es la pobreza, sino la irrelevancia.

2.3. El poder se volvió invisible (y seguimos discutiendo sobre ladrillos)

Este camino hacia la irrelevancia se acelera cuando una sociedad entera se niega a ver dónde reside el poder real. La economía que movía el mundo solía ser tangible: fábricas, máquinas, edificios. Hoy, el poder y la inversión global se concentran en activos intangibles: datos, software y propiedad intelectual. El poder mismo se ha vuelto invisible.

El peligro es que, mientras el mundo debate el futuro de la inteligencia artificial, muchas sociedades siguen ancladas en discusiones del pasado. La metáfora "Y en Argentina seguimos discutiendo ladrillos" ilustra este desfase. Nos enfrentamos a una disyuntiva: ¿producimos "objetos" o producimos "sentido"? Lo primero sostiene el cuerpo, pero solo lo segundo sostiene el futuro. Como advierte Harari, si no elegimos bien, crearemos "máquinas humanas compitiendo con algoritmos".

2.4. La educación ya no forma trabajadores, forma narradores

Si el riesgo es la irrelevancia y la causa es una desconexión con la economía del "sentido", la única solución de raíz es una refundación total de la educación. Pero, ¿cuál es su nueva misión?

El economista Marcelo Elizondo propone medir su verdadero impacto en el "nivel mega". No se trata del nivel "micro" (cuánto gasta el Estado) ni del "macro" (cuántos títulos universitarios se emiten), sino de algo más profundo: ¿qué valor creas con lo que aprendiste? Por ejemplo, dos ingenieros tienen el mismo título. Uno repite fórmulas conocidas; el otro inventa un sistema de riego inteligente que ahorra agua. Solo el segundo alcanzó el nivel mega: transformó el conocimiento en innovación.

Elizondo define así el objetivo práctico: la capacidad de crear valor tangible. Harari le da el propósito trascendental. Para él, la misión de la educación ya no puede ser formar trabajadores eficientes para un sistema que cambia sin cesar. Su misión es mucho más ambiciosa: formar narradores.

Su misión es mucho más ambiciosa: formar narradores. Personas capaces de entender el mundo, darle un sentido y construir una historia común que permita a la sociedad avanzar unida.

3. Conclusión: El Desafío No Es Presupuestario, Es Narrativo

La verdadera reforma educativa, por tanto, no es una cuestión de dinero, sino de propósito. Como advierte Harari, las naciones que no educan para la innovación terminan enseñando a sus ciudadanos a sobrevivir sin futuro. La disyuntiva es radical: no se trata de ajustar un currículo, sino de una refundación de nuestro objetivo como sociedad.

O formamos ciudadanos capaces de escribir la siguiente página de nuestra historia, o les enseñamos a sobrevivir en un epílogo escrito por otros.

 


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