Tener una formación científica no es
solo un instrumento para hacer ciencia, sino también un referente cultural. La
lógica científica, es más que un método, es una cultura, por eso el aprendizaje
del método no lo es todo. La cultura científica sirve para ejercer dialécticamente
cualquier actividad de la vida.
El pensamiento científico se puede
aprender, cultivar y aplicar pero es importante tener presente que la mente
humana, por su naturaleza, no está hecha para pensar de esta manera pero tiene
una capacidad sorprendente para aprender maneras nuevas de pensar.
El pensamiento científico comienza con
la adquisición de los conocimiento básicos acumulados durante años y continua
con la observación de los fenómenos naturales, formulación de hipótesis que
expliquen lo que se observa (conjetura creativa), experimentación (donde se
pone a prueba la hipótesis), análisis (según las reglas de las estadísticas) y síntesis
de los resultados con inferencia de la conclusión.
El método científico comienza con una
amplia base de conocimientos y comprensión de los hechos y contornos del
problema que intentamos abordar. Solo entonces se plantean las hipótesis. Es
aquí cuando se recurre a la imaginación y se genera posibles líneas de
investigación. Nada surge por azar, todos los escenarios y explicaciones
posibles surgen de esa base inicial de conocimientos y de observación. El
siguiente paso será comprobar nuestra hipótesis.
En resumen el método científico consiste
en entender y plantear el problema, observar, imaginar hipótesis, comprobar y
deducir.
El pensamiento científico se caracteriza
por su escepticismo, su mentalidad inquisitiva y curiosa en relación con el
mundo. Nada se acepta porque sí. Todo se examina y se considera antes de ser
aceptado. En estado natural nuestra mente se resiste a ese enfoque, está
programada para aceptar todo lo que le llegue. Primero creemos, y si dudamos lo
hacemos después. Si se tratara de un
test del tipo verdadero / falso la respuesta por defecto sería verdadero. No
hace falta esfuerzo alguno para seguir dándolo todo por verdadero, pero pasar a
darlo por falso exige vigilancia, tiempo y energía, exige ese paso extra de
comprobar y refutar.
Para pensar científicamente se necesita atención
plena (mindfulness), motivación (que implica voluntad y dedicación) y practicar
mucho esta forma de ver el mundo. Pensar científicamente exige la reflexión
frente a la acción refleja, exige anular el piloto automático.
Bibliografía
1. Ander-Egg,
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conocimiento y del pensar científico. Buenos Aires : Editorial
Distribuidora Lumen SRL, 2001. ISBN 987-00-020-7.
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