jueves, mayo 01, 2025

MEDICINA FAMILIAR Del manejo de la incertidumbre a la sabiduría clínica

 


(Literatura Digital)

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Durante mucho tiempo, los médicos hemos convivido con una máxima: “necesitamos galenos que sepan manipular la incertidumbre”. Es una frase que refleja una verdad profunda: los síntomas suelen ser inespecíficos, los diagnósticos no siempre son claros, y las decisiones deben tomarse aun cuando no todo esté dicho.

De la incertidumbre a la ignorancia asumida

Hoy, sin embargo, la reflexión se profundiza. Ya no basta con “manejar” la incertidumbre. Ahora decimos: “necesitamos médicos que comprendan y acepten la naturaleza incompleta del conocimiento clínico, pero que sepan gestionar esa ignorancia con sabiduría”.

Este cambio de enfoque no es menor. Reconoce que gran parte del conocimiento en medicina es provisional, incompleto y muchas veces contextual. La ignorancia no es una falla, sino una condición estructural del ejercicio clínico.

La Medicina Basada en Evidencia también tiene límites

La Medicina Basada en la Evidencia (MBE) surgió para mejorar la calidad de las decisiones clínicas, promoviendo el uso sistemático de la mejor evidencia científica. Pero la evidencia, aunque poderosa, no es omnisciente:

  • Muchas intervenciones no tienen estudios sólidos.
  • Las guías cambian con el tiempo.
  • Los ensayos clínicos no siempre reflejan la complejidad de los pacientes reales.

Por eso, aplicar la MBE no es seguir protocolos como si fueran recetas, sino integrar la mejor evidencia disponible con el juicio clínico y los valores del paciente. Eso requiere sabiduría, no solo conocimiento.

Medicina de familia: donde la incertidumbre es paisaje

En medicina de familia, la incertidumbre no es la excepción: es la regla. Vemos síntomas que recién comienzan, situaciones difusas, problemas múltiples en el mismo paciente. Y no siempre tenemos un diagnóstico inmediato.

Aquí se hace evidente que no se trata solo de saber, sino de saber esperar, acompañar, contener y decidir con sentido. La sabiduría del médico de familia radica en sostener el proceso más que en cerrar un caso.

Gestionar la ignorancia con sabiduría

Esto implica un cambio de actitud profesional:

  • No ocultar lo que no se sabe, sino explicarlo con honestidad.
  • No actuar con ansiedad, sino con prudencia.
  • No encerrarse en decisiones unilaterales, sino conversar con el paciente.

Aceptar la ignorancia no es debilidad; es parte de una medicina más humana y más realista.

Un nuevo modelo de médico

Necesitamos médicos que no pretendan tener siempre la última palabra, sino que estén dispuestos a pensar en voz alta con otros, a dudar con fundamento, y a decidir con humanidad.

La sabiduría clínica no es saber todo. Es saber cómo actuar cuando no lo sabemos todo.


Papá, sos un médico trucho

En mi casa tengo un apodo que, sinceramente, no figura en ningún diploma ni matrícula: “médico trucho”. Así me llaman, con total desparpajo, mis hijos. Y no porque ejerza ilegalmente (todavía tengo el título a la vista, con marco y todo), sino porque —según ellos— nunca tengo una respuesta firme para nada.

—“Papá, ¿esto es contagioso?”
—“Y... depende.”

—“¿Cuánto tarda en curarse esto?”
—“Difícil saberlo, hay que esperar.”

—“¿Esto que tengo es grave?”
—“Bueno, habría que ver el contexto...”

La sentencia familiar es clara: “¡No sabés nada! Sos un médico trucho.”

Y yo los escucho, me río, y por dentro pienso: si supieran que esto que tanto les irrita es, en realidad, lo más honesto que les puedo ofrecer...

Porque después de años en la profesión, aprendí que la medicina no es un juego de certezas, sino una danza con la incertidumbre. Que decir “no sé” puede ser más responsable que inventar una respuesta rápida, y que acompañar con humildad vale más que diagnosticar con soberbia.

Así que sí, hijos míos, si ser “trucho” es no mentir con seguridad, abrazar la duda y buscar la verdad con cautela... entonces soy el médico trucho más auténtico del barrio.

Y con gusto lo seguiré siendo.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Buensiimo! sos muy genio!