(Literatura Digital)
El sesgo de
negatividad es una predisposición psicológica que hace que los seres humanos
otorguemos más peso y atención a los eventos, noticias o emociones negativas
que a las positivas. Este fenómeno tiene profundas raíces evolutivas y
explicaciones neuropsicológicas claras, que pueden dividirse en los siguientes
puntos:
1. Supervivencia y el rol de las amígdalas cerebrales
Desde una
perspectiva evolutiva, la supervivencia dependió en gran medida de la capacidad
de nuestros ancestros para detectar amenazas en su entorno. Las amígdalas
cerebrales, que forman parte del sistema límbico, juegan un papel central en la
detección y respuesta al miedo.
Cuando una
persona recibe información sensorial (una imagen, un sonido, una noticia), las
amígdalas procesan de manera rápida y prioritaria cualquier indicio de peligro.
Esto ocurre antes de que la información sea evaluada de forma racional por la
corteza prefrontal. La evolución "premió" este mecanismo porque
reaccionar rápidamente a una amenaza (incluso si era una falsa alarma) podía
significar la diferencia entre la vida y la muerte.
2. Disponibilidad heurística y los medios de comunicación
La
disponibilidad heurística es un atajo mental mediante el cual las personas
estiman la probabilidad de un evento en función de lo fácilmente que pueden
recordarlo. Dado que los medios de comunicación tienden a enfatizar las
noticias negativas (accidentes, crímenes, desastres), esta información se
vuelve más accesible en nuestra memoria, lo que nos lleva a sobreestimar la
frecuencia y gravedad de los peligros.
Por ejemplo,
aunque los viajes en avión son estadísticamente mucho más seguros que los
viajes en automóvil, las imágenes de accidentes aéreos generan un temor
desproporcionado debido a su constante cobertura mediática.
3. Asimetría emotiva: Lo malo es más fuerte que lo bueno
El ser humano
tiende a recordar y reaccionar con mayor intensidad ante críticas o pérdidas
que ante elogios o ganancias. Este fenómeno ha sido demostrado en estudios
psicológicos que muestran que las emociones negativas tienen un mayor impacto
en nuestras decisiones y en la memoria que las emociones positivas.
Ejemplos:
- Una
persona puede recibir diez comentarios positivos sobre su trabajo, pero si
recibe una crítica negativa, esta última será la que predomine en su
memoria.
- Las
pérdidas financieras tienen un efecto más devastador en el bienestar
emocional que las ganancias de una magnitud similar.
4. Asimetría temporal: Lo malo es inmediato; lo bueno es
gradual
Las
experiencias negativas suelen ser abruptas y disruptivas (por ejemplo, un
accidente, un despido, una enfermedad repentina), mientras que las positivas
generalmente requieren tiempo para desarrollarse (una relación amorosa estable,
un éxito profesional, una recuperación de salud).
Esta diferencia
en las líneas de tiempo contribuye a que lo negativo sea más fácil de
identificar y recordar, mientras que lo positivo tiende a pasar desapercibido o
requiere más esfuerzo para ser apreciado.
Reflexión final
El sesgo de
negatividad es un mecanismo adaptativo que ayudó a nuestra especie a
sobrevivir, pero en el mundo moderno puede distorsionar nuestra percepción de
la realidad, aumentando el pesimismo y la ansiedad. Reconocer este sesgo y
contrarrestarlo con una exposición consciente a noticias positivas, la práctica
de la gratitud y la reflexión sobre las experiencias favorables puede ayudar a
mantener una visión más equilibrada y saludable del mundo.
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