La palabra extinción suele evocar tragedia, pérdida y final. Sin embargo, cuando la observamos desde la perspectiva del tiempo profundo, se revela como un proceso natural, inevitable y esencial para la dinámica de la vida en nuestro planeta. La desaparición de unas especies ha sido, una y otra vez, la puerta de entrada para otras nuevas.
1. El 99,9% de la vida ya no está
Desde que
surgió la vida, han existido millones de especies. Algunas estimaciones
mencionan hasta 4.000 millones, aunque la cifra exacta sigue siendo incierta.
Pero el dato verdaderamente impactante es este: el 99,9% de todas las
especies que alguna vez existieron ya se extinguieron.
Como señaló el paleontólogo David Raup (Universidad de Chicago), “en una
primera aproximación, todas las especies están extintas”.
2. La vida media de una especie: cuatro millones de años
La existencia
de una especie no es eterna. Para los organismos complejos, la duración
promedio ronda los cuatro millones de años.
En la escala del tiempo geológico, una especie es apenas un instante fugaz. La
vida, en su conjunto, persiste gracias a una sucesión ininterrumpida de
nacimientos y extinciones.
3. ¿Tragedia o motor de la evolución?
Aunque la
extinción representa una pérdida para sus protagonistas, biólogos y
paleontólogos la consideran un motor esencial de la evolución.
Ian Tattersall, del Museo Americano de Historia Natural, lo resume así:
“La alternativa
a la extinción es el estancamiento.”
Cada
desaparición abre espacio a nuevas formas de vida mejor adaptadas. El
equilibrio dinámico de la biosfera se mantiene gracias a ese relevo continuo.
Las grandes “megadinastías” de la vida terrestre
A lo largo de
cientos de millones de años, distintos grupos de vertebrados dominaron los ecosistemas del planeta. Estas cuatro
megadinastías marcaron eras completas de la historia natural.
1. Anfibios y reptiles primitivos (Paleozoico tardío)
- Los
     anfibios fueron los primeros vertebrados en conquistar la tierra firme
     (Devónico y Carbonífero).
- Los
     reptiles primitivos evolucionaron a partir de ellos, desarrollando el huevo
     amniótico, una verdadera cápsula de vida independiente del agua.
- Gracias a
     ello, colonizaron ambientes secos y dominaron durante el Pérmico,
     convirtiéndose en la primera megadinastía plenamente terrestre.
2. Protomamíferos o reptiles mamiferoides (Pérmico y
Triásico temprano)
- Se trata
     de los sinápsidos, un grupo que combinaría rasgos de reptiles y
     mamíferos.
- Fueron los
     animales dominantes durante el Pérmico y parte del Triásico, y su linaje
     daría origen más tarde a los mamíferos verdaderos.
- Presentaban
     dientes diferenciados y una postura corporal más erguida: señales
     tempranas de su transición evolutiva.
3. Dinosaurios (Mesozoico: Triásico, Jurásico y
Cretácico)
- Aparecieron
     a mediados del Triásico, evolucionando a partir de los reptiles
     arcosaurios.
- Constituyeron
     la megadinastía más icónica y duradera, reinando durante unos 165
     millones de años.
- Su dominio
     terminó abruptamente hace 66 millones de años con la extinción masiva del
     Cretácico-Paleógeno.
4. Mamíferos (Cenozoico: Paleógeno, Neógeno y
Cuaternario)
- Surgieron
     durante la era de los dinosaurios, pero permanecieron pequeños y
     nocturnos.
- Tras la
     desaparición de los grandes saurios, los mamíferos ocuparon los nichos
     vacíos y se diversificaron rápidamente.
- Desde
     entonces dominan los ecosistemas terrestres, culminando con la aparición
     de la especie humana.
La vida actual: apenas una fracción de lo que fue
Las
estimaciones sobre las especies actuales varían enormemente: se calculan entre 8,7
millones y más de 100 millones, aunque solo se han descrito formalmente
entre 1,5 y 2 millones.
Es decir, apenas conocemos una pequeña parte de la vida que hoy habita el
planeta… y una porción infinitesimal de la que alguna vez existió.
Reflexión final
La extinción no
es el fin de la vida, sino una de sus condiciones.
Cada especie, incluida la nuestra, forma parte de ese gran ciclo de reemplazos
y transformaciones. En última instancia, la historia de la Tierra es la
historia de la renovación constante de la vida.


 
 
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