El Consenso
Argentino de Hipertensión Arterial 2025 representa una actualización
conjunta de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC), la Federación
Argentina de Cardiología (FAC) y la Sociedad Argentina de Hipertensión
Arterial (SAHA). Reúne las evidencias más recientes sobre diagnóstico,
tratamiento y seguimiento de la hipertensión arterial (HTA) en Argentina, con
el propósito de unificar criterios clínicos y mejorar la prevención
cardiovascular en la población.
1.
Contexto y objetivos
- La HTA
sigue siendo el principal factor de riesgo cardiovascular y de muerte
prematura en el mundo. En Argentina afecta a aproximadamente el 35%
de la población adulta, con alto subdiagnóstico y mal control (RENATA
y ENFR).
- El consenso busca:
- Estandarizar
el diagnóstico y manejo de la HTA.
- Promover
la detección precoz y el control sostenido.
- Favorecer
un abordaje integral y personalizado, considerando comorbilidades
y riesgo cardiovascular global (RCV).
2.
Diagnóstico
- Se
mantiene el umbral diagnóstico de HTA en ≥140/90 mmHg,
confirmado por mediciones repetidas y/o métodos complementarios:
- Monitoreo
ambulatorio de 24 horas (MAPA).
- Monitoreo domiciliario (MDPA).
- Se
distinguen fenotipos tensionales: hipertensión sostenida, de
guardapolvo blanco, enmascarada, sistólica aislada (jóvenes y mayores),
ortostática y supina.
- Se
recomienda un enfoque sistemático: anamnesis, examen físico, estudios
básicos y evaluación del daño de órgano blanco (DOB).
- Se
enfatiza la telemedicina y la educación en medición estandarizada
de la presión arterial.
3.
Estratificación del riesgo cardiovascular
- El
diagnóstico debe acompañarse de una evaluación del RCV global,
considerando:
- Factores
clásicos (edad, sexo, tabaquismo, diabetes, dislipemia, obesidad).
- Lesiones
subclínicas de órgano blanco.
- Comorbilidades
y causas secundarias de HTA (aldosteronismo primario, apnea del sueño,
enfermedad renal, feocromocitoma, causas genéticas o endocrinas).
4.
Objetivos terapéuticos
- Objetivo
general:
<140/90 mmHg en todos los pacientes ≥16 años.
- Objetivo
óptimo:
<130/80 mmHg si es bien tolerado.
- Evitar valores
<120/70 mmHg (riesgo de hipoperfusión coronaria, sobre todo en
mayores).
- Se recomienda
alcanzar los objetivos en los primeros 3 meses de tratamiento.
- En adultos mayores:
- 65–79 años: <140/90 mmHg (ideal 130/80).
- ≥80 años:
140–150 mmHg, pudiendo bajar a 130–139 mmHg si bien tolerado.
5. Tratamiento
a) Medidas no farmacológicas (piedra angular)
- Reducción
de peso: cada
kilo perdido reduce ≈1 mmHg.
- Disminución
del sodio y adopción de la dieta DASH (rica en
potasio, frutas y verduras).
- Ejercicio
físico regular: aeróbico, de fuerza dinámica o isométrico.
- Moderación
del alcohol, cesación tabáquica, manejo del estrés y
control ambiental (ruido, contaminación).
- Incorporación
de probióticos y estrategias para mejorar el sueño y la salud
mental.
b)
Tratamiento farmacológico
- Iniciar
según el nivel de PA, RCV y daño de órgano blanco.
- Primera
línea: IECA, ARA
II, calcioantagonistas y diuréticos tiazídicos.
- Combinación
inicial de
fármacos recomendada en la mayoría de los pacientes.
- Evaluar
tolerancia, comorbilidades y edad.
- En hipertensión
resistente, considerar un cuarto fármaco o terapias avanzadas
(denervación renal).
6.
Poblaciones y situaciones especiales
- Mujer:
- Edad
fértil: evitar fármacos del sistema renina-angiotensina si hay
posibilidad de embarazo.
- Embarazo
y lactancia: preferir metildopa, labetalol o nifedipina.
- Menopausia:
ajustar objetivos y control del riesgo metabólico.
- Niños y
adolescentes: diagnóstico ajustado por percentilos de
edad/talla.
- Adultos
mayores y frágiles: control individualizado; evaluar fragilidad antes
de iniciar fármacos.
- Enfermedades
asociadas: enfermedad renal, diabetes, obesidad, IC,
fibrilación auricular, enfermedad coronaria y cerebrovascular.
7.
Principios clave del consenso
- Tiempo en
rango terapéutico: mantener la presión dentro del objetivo la mayor
parte del tiempo reduce el riesgo cardiovascular.
- Personalización
del tratamiento según edad, fragilidad, comorbilidades y
tolerancia.
- Abordaje
multidisciplinario y enfoque en la educación del paciente para
mejorar la adherencia.
- Evitar la
sobrecorrección de la presión arterial y la polifarmacia innecesaria.
Conclusión
El Consenso
SAC 2025 reafirma que el control de la hipertensión arterial requiere una estrategia
integral, preventiva y sostenida, centrada en el paciente. Propone un
equilibrio entre rigor científico y flexibilidad clínica, incorporando nuevas
evidencias para optimizar resultados y reducir la carga de enfermedad
cardiovascular en Argentina.


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